Huracán Bárbara continúa su trayectoria ¿Dónde está y hacia dónde se dirige?El huracán Bárbara se mantiene con vientos sostenidos de 120 km/h y rachas de hasta 150 km/h, suficientes para dañas estructuras y provocar cortes de energía.

Crédito: SMN
El huracán Bárbara ya muestra su presencia frente a las costas del Pacífico mexicano. Convertido en huracán categoría 1, avanza con fuerza hacia el noroeste mientras deja a su paso lluvias torrenciales, vientos violentos y un mar embravecido en los estados de Jalisco, Colima, Michoacán y Nayarit.
Este lunes 9 de junio de 2025, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos confirmaron que Bárbara ha alcanzado la categoría de huracán, con vientos sostenidos de 120 km/h y rachas de hasta 150 km/h, una velocidad suficiente para derribar árboles, dañar estructuras ligeras y provocar cortes de energía.
A las 15:00 horas, tiempo del centro de México, el vórtice de Bárbara se encontraba a 230 kilómetros al suroeste de Playa Pérula, Jalisco, y a 280 kilómetros al oeste-suroeste de Manzanillo, Colima, desplazándose a 17 km/h con dirección noroeste. Su trayectoria lo mantiene relativamente cerca de tierra firme, lo que agrava el riesgo para comunidades costeras.
Oleaje feroz y precipitaciones peligrosas
Las bandas nubosas del huracán se extienden ampliamente, generando lluvias muy fuertes en Jalisco, Colima y Michoacán (de 25 a 50 mm), así como chubascos en Nayarit (de 5 a 25 mm). Estas precipitaciones pueden derivar en deslaves, desbordamientos de ríos y arroyos, además de inundaciones en zonas bajas.

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El viento también arrecia. En las costas de Jalisco y Colima se registran rachas de hasta 80 km/h, y en Michoacán y Nayarit, ráfagas de hasta 60 km/h. A esto se suma un oleaje peligroso de 3.5 a 4.5 metros en Jalisco, Colima y Michoacán, y de hasta 2.5 metros en Nayarit.
Los expertos insisten en la gravedad de estas condiciones. El aumento súbito del caudal de los ríos, combinado con la saturación del suelo por lluvias previas, representa una amenaza real para comunidades rurales y urbanas.

Crédito: XProtección Civil en alerta: No bajar la guardia
Las autoridades mexicanas exhortan a la población a seguir los comunicados oficiales del SMN y Protección Civil, y a mantenerse alejados de playas, zonas montañosas y cuerpos de agua que podrían desbordarse.
Aunque por ahora el huracán Bárbara no ha tocado tierra, su cercanía es suficiente para generar condiciones de alto riesgo en toda la región centro-occidental del país. Se han activado refugios temporales en varias localidades costeras y se recomienda preparar mochilas de emergencia, identificar rutas de evacuación y evitar traslados innecesarios.

Crédito: X¿Qué pasa con la tormenta tropical Cosme?
Mientras tanto, otra amenaza permanece al acecho en el océano: la tormenta tropical Cosme, que se localiza a unos 975 kilómetros al sur-suroeste de Cabo San Lucas, Baja California Sur, con vientos sostenidos de 110 km/h y desplazamiento hacia el noroeste. A pesar de su potencia, Cosme no representa un peligro directo para México por su lejanía, aunque su evolución continúa bajo vigilancia.
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Crédito: SMNBárbara es una advertencia: El cambio climático intensifica los huracanes
La temporada de huracanes del Pacífico 2025 ya muestra su fuerza, y Bárbara es solo el comienzo. De acuerdo con expertos meteorólogos, el calentamiento de las aguas oceánicas, favorecido por el cambio climático, está propiciando huracanes más frecuentes, intensos y destructivos.
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El mayor terremoto de los últimos 140 años sacude a Japón: una nación en alerta máxima
Tokio, Japón – Japón ha sido sacudido por el terremoto más poderoso de los últimos 140 años, dejando una estela de destrucción, angustia y un país entero en estado de emergencia. El sismo, de magnitud 8.9 en la escala de Richter, ocurrió en la madrugada del martes, con epicentro en el mar frente a la costa noreste del país, cerca de la prefectura de Miyagi.
El temblor, que duró más de un minuto, hizo que edificios enteros se tambalearan violentamente en Tokio, a más de 300 kilómetros del epicentro. Las alarmas sísmicas se activaron en todo el país, permitiendo a muchas personas evacuar a tiempo, pero no fue suficiente para evitar la tragedia.

Hasta el momento, las autoridades han confirmado más de 3.000 personas fallecidas y miles de desaparecidos. Las imágenes aéreas muestran ciudades costeras completamente arrasadas por un tsunami posterior al terremoto, con olas de más de 10 metros que arrastraron casas, automóviles y barcos tierra adentro.
El primer ministro de Japón, en una conferencia de prensa urgente, declaró el estado de catástrofe nacional y pidió calma a la población. “Es un desastre de magnitud histórica. Pero Japón se ha levantado antes y lo hará nuevamente”, afirmó con determinación.
Los hospitales en las zonas afectadas están colapsados, y miles de personas han buscado refugio en albergues improvisados. Más de 1.5 millones de hogares están sin electricidad y escasean alimentos, agua y productos de primera necesidad. Las fuerzas de autodefensa, junto con equipos de rescate internacionales, trabajan incansablemente para encontrar sobrevivientes bajo los escombros.
Uno de los mayores temores tras el sismo es la situación en varias plantas nucleares de la región. En particular, la central de Fukushima ha reportado daños graves en sus sistemas de enfriamiento, generando una alarma mundial por la posible fuga radiactiva. Las autoridades han evacuado un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta y están monitoreando los niveles de radiación constantemente.
Expertos en sismología han calificado este evento como el peor desde el Gran Terremoto de Kanto en 1923 y el más fuerte registrado desde que se tiene constancia científica moderna. Según el Instituto de Investigaciones Geológicas de Japón, la energía liberada por este terremoto equivale a cientos de bombas atómicas como la de Hiroshima.

La comunidad internacional ha respondido rápidamente, enviando ayuda humanitaria, equipos de rescate y apoyo técnico. Países como Estados Unidos, Corea del Sur, Alemania y México han mostrado su solidaridad con el pueblo japonés.
Mientras tanto, los japoneses muestran una vez más su capacidad de resistencia, disciplina y solidaridad. A pesar de la devastación, cientos de voluntarios se han organizado para ayudar a los más necesitados, y los centros de donación están recibiendo apoyo de todo el país.
Este trágico suceso marca un antes y un después en la historia moderna de Japón. La reconstrucción tomará años, pero el espíritu inquebrantable del pueblo japonés ya ha comenzado a florecer entre los escombros.